martes, 25 de marzo de 2008

Cine familiar

Siendo la familia la institución base de una sociedad y el cine su fiel reflejo, es de esperarse que de una u otra manera ésta actúe significativamente en la creación de películas. Esa actuación protagónica del concepto familia en el cine se presenta determinada por dos factores: el económico y el contextual.

El factor económico como protagonista unas veces y como actor secundario otras; pero siempre presente en las películas, condiciona de alguna manera la trayectoria que toma la historia que se cuenta en un film.
El dinero está directamente relacionado con consecuencias familiares
Fuera de juego (Victor Arregui 2002) La migración y su secuela familiar. Juan intenta salir del país en busca de dinero para cumplir sus sueños, ese deseo lo llevará al crimen.
En Ratas, ratones y rateros (Sebastián Cordero 1999) Salvador intenta escapar de su insoportable entorno familiar cuando se asocia a un delincuente que busca el dinero fácil, ese socio es Angel, su primo.

Por otro lado la influencia de la familia en el cine ecuatoriano se evidencia a través de la carga ideológica y contextual que una institución como ésta le puede dar a la cinematografía, es decir, que podemos hablar de cine ecuatoriano, precisamente cuando éste representa o interpreta los valores, principios, costumbres, prejuicios, etc. propios de la familia en el ecuador. Siempre habrá algún personaje que delate esos rasgos característicos.
Que tan lejos (Tania Hermida 2006) las diferentes regiones del país se ven retratadas en este viaje, sus costumbres, como el matrimonio en Cuenca retratan la condición de una familia de clase alta serrana.
Cuando me toque a mí (Arregui 2007) el padre y la madre separados del protagonista, su hermano homosexual y su imposibilidad de relacionarse con otros, son el reflejo del prejuicio y complejos sociales disimulados por una sociedad mojigata.

Si el cine es el reflejo de una sociedad, en todos las películas mencionadas, la clásica estructura familiar (padre, madre, hijos) se ve, alterada, modificada y transformada hasta tornarse irreconocible, desmitificando aquella “institución ideal” que se supone es la familia ecuatoriana, institución que además resulta anacrónica en una sociedad tecno-consumista, que determina a la familia como entidad económica antes que afectiva, competitiva antes que cooperativa, virtual antes que real.

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