
Viniendo de una sociedad conservadora y pacata como la ecuatoriana, no podría esperarse que su cine no tenga un sesgo machista.
En las historias que se cuentan, en las relaciones de pareja, en los diálogos, en los personajes femeninos cargados de una evidente visión “ecuatorianista”, en ocasiones sin querer, en otras intencionalmente el macho latino sale a relucir. Si partimos de la premisa de que el cine es el reflejo de la sociedad, no es de extrañarse que las conductas de la misma se evidencien en las cintas que ha producido el Ecuador en los últimos años.
La mirada de la mujer rebelde (hasta que la dome un macho) en La tigra, o la intelectual acogida que solo se ve reflejada en la inteligencia de su amado (entre Marx y una mujer desnuda), y la mujer que esconde sus verdaderas intenciones, sus anhelos profundos, en unos tibios personajes (Esas no son penas). En una homosexualidad y su manejo poco interesante (Cuando me toque a mí), dan cuenta de la ligereza con que se construyen los personajes desde su feminidad o masculinidad, pero también aciertan a la hora de poner en un espejo lo que es la sociedad ecuatoriana.
1 comentario:
Tus palabras son muy sentidas...dan la impresion que palpablemente vividas. Es cierto la visión ecuatorianista del machismo, pero puede ser que la mujer en parte no es culpable? por su servilidad?..porque no girar el volante y cambiar de rumbo en un tren que no nos satisface?... puede ser?
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